Meses y meses y meses embebido entre constituciones, legislaciones, codificaciones, clasificaciones y catalogaciones; subsumido entre funcionalidades de aplicaciones que no emplean ni los formadores avanzados de las empresas que las desarrollaron; embuchado entre páginas insalubres que tratan asuntos intrascendentes para la inmensa mayoría; atado a preguntas inverosímiles pero remotamente posibles y por tanto capaces de echar por tierra las esperanzas levantadas con todo ese tiempo y esfuerzo…
Tiempo… la materia prima que alimenta el procesador que transforma el imput de los sueños en el output de las realidades.
Y entonces, ya está. Conseguido.
Y después otros meses y meses y meses de desintoxicación para recuperar la capacidad de apreciar el polvo volátil en el aire cálido de una tarde primaveral de domingo; volver a sentir en la piel de gallina la emoción de escuchar por la radio un ritmo desconocido o que al menos parece desconocido; digerir sin dispepsia la burbujeante ilusión de comenzar un proyecto nuevo.
Estoy de vuelta.
Y como un jarro de agua fría en el sopor del verano (o cálida en el relente del invierno) me cae este programa que me veo en la web de RTVE. Se llama Nube de tags y al verlo, durante unas décimas de segundo, me ha recordado aquellas noches de finales de los ochenta y principios de los noventa en que, sin querencia por las sábanas, me dejaba agitar por el Metrópolis de la segunda, cuando todavía no era La 2.
Este Nube de tags no está mal. La temática combina guía de ocio, crónica urbana y catálogo de emprendedores a partes iguales. El estilo «corta-y-pega» de la realización te menea hacia delante y hacia atrás componiendo un combinado de sabor uniforme pero que deja percibir cada una de las historias que lo integran. O casi. Porque al final se trata de ofrecer un conjunto de notas de color, pistas en un juego, sugerencias, post-its, etiquetas, de tags, para que luego tú selecciones lo que más te guste y lo completes con el inevitable paseo por la web.
Un buen menú de cultura urbana e ideas alternativas para mentes y ratones activos.
Y como está en la web, lo ves cuando te da la gana.
( Cada vez me gusta más la tele-web. )
Por cierto, 25 años después, el Metrópolis sigue en antena, y aquí su archivo.